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¿Qué son los pericos que usan los traileros?

Te voy a contar algo que muchos prefieren no decir en voz alta, pero que está más presente en las carreteras de lo que imaginas. Se llaman “pericos”, y no… no estamos hablando de aves.

En la cultura trailera, los “pericos” no vuelan, pero sí mantienen despierto a más de un operador por cientos de kilómetros. Son pequeñas cápsulas verdes que —aunque fueron creadas para otro fin— terminaron convirtiéndose en el diesel mental de muchos conductores.

¿Pero qué son realmente los pericos? ¿Por qué las usan? ¿Y cuál es el precio de depender de ellas para mantenerse en pie?

La mayoría de la gente no lo sabe, pero en la «guantera» de muchos camiones no solo hay papeles y boletos de caseta… también hay pastillas.

Imagina cruzar todo el país, sin dormir, sin parar, con una carga que no espera y un patrón que exige. ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar por no cerrar los ojos? Probablemente más de lo que crees.

Sí aún no me entiendes tal ves te estes preguntando…

¿Qué efectos hacen los “pericos”?

Al ingerirlas, los pericos elevan la actividad del sistema nervioso central.

Eso significa que los ojos se abren más, los pensamientos se aceleran, y el cansancio… desaparece por un rato. Lo que en un consultorio médico fue recetado para bajar de peso, en la cabina de un tráiler se convirtió en una solución desesperada para cumplir tiempos imposibles.

Los traileros lo dicen sin rodeos: “te quita el sueño y hasta las ganas de bajarte a comer”. Suprimen el apetito y te dejan con la mente en marcha… aunque el cuerpo vaya acumulando factura.

No es mito: estos estimulantes permiten manejar “por 24 horas sin parar” si se combinan con café o refresco. Una mezcla que, lejos de ser parte de una receta profesional, parece más bien sacada de un manual de supervivencia para no morir dormido al volante.

Porque cuando no hay tiempo de descanso, el cuerpo pide ayuda… y en ese momento, los pericos aparecen.

Pero ¿Por qué los usan los traileros?

Realmente, al principio no es porque quieran. Es porque, en muchos casos, no tienen otra opción.

Cabe aclarar que no todos los traileros utilizan este medicamento.

Si, El uso de pericos responde a una lógica cruel de supervivencia en la carretera. Una cápsula que combina tres efectos clave: energía, hambre suprimida y concentración extra. Una mezcla que, en la teoría, debería compensar el sueño perdido. Pero no es teoría. Es práctica. Es rutina. Es la forma en que muchos logran seguir rodando cuando ya no pueden más.

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Según reportes del propio gremio, varios traileros coinciden en una frase que se repite como mantra entre los espejos y los asientos calientes:

“El perico me salva la vida. Más vale una caja adentro que dentro de una caja”

Así lo dicen. Porque sin eso —afirman— no podrían mantenerse despiertos en jornadas que se extienden más allá del cuerpo, del reloj y del sentido común.

La carretera no tiene piedad con los tiempos de entrega, y mucho menos con los que descansan.

Ahora bien ¿Dónde se consigue… y cómo se consume?

Para conseguirlos No hace falta receta. No hace falta buscar mucho.

En la práctica cotidiana, los pericos se consiguen fácilmente en las “cachimbas”, esos puestos improvisados al costado de la carretera donde se venden desde tacos hasta remedios para el insomnio forzado.

Ahí, el combo ya está armado: una cápsula, un café hirviendo y una soda bien fría.

Quien lo ha probado, sabe que no es placebo. Es un disparo químico al sistema nervioso.

Una tercia con café y refresco generan un “efecto de insomnio” tan fuerte que permite manejar “hasta por 24 horas o más sin parar” Si, Una jornada completa sin descanso, sin sueño, sin pausas… pero también sin control.

Porque lo que se combina ahí no es solo cafeína con azúcar. Es cafeína, azúcar y una sustancia similar a la anfetamina. Una fórmula que desafía al cuerpo y lo empuja más allá de sus límites naturales. Pero en ese mundo, lo natural quedó atrás hace tiempo.

Hay algo que pocas veces se dice con claridad:

No es solo el perico. Es todo un sistema el que empuja al operador hacia él.

  • Jornadas excesivas.
  • Escasez crónica de operadores.
  • Presión por metas casi imposibles.

Todo esto está presente en el mundo del autotransporte.

En ese escenario, no es raro que los conductores digan que “esa cápsula les salva la vida”. Porque si no llegan, no cobran. Si no cumplen, los reemplazan.

Es una solución arriesgada, sí. Pero para muchos, es la única. No para vivir mejor. Solo para seguir vivos en un sistema que mide resultados, no cuerpos cansados.

Y entonces ¿Por qué siguen usándolos?

Porque funcionan. Al menos por un tiempo.

Los pericos generan justo lo que un operador en crisis necesita: alerta y energía extra. Disminuyen la sensación de sueño, activan el cuerpo, aceleran los pensamientos y mantienen la vista fija en el camino.

Estudios y testimonios lo confirman: aumentan el estado de alerta, mejoran los reflejos y reducen el tiempo de reacción. En pocas palabras, ayudan al conductor a mantenerse despierto y enfocado.

A eso se suma otro “beneficio” la supresión del hambre que para muchos se vuelve clave: Cuando no hay tiempo para detenerse a comer, esa cápsula verde permite avanzar sin pausas, sin tacos, sin fondas. Solo kilómetros acumulándose en el tacógrafo. Además, producen un efecto difícil de ignorar: una especie de euforia momentánea, una motivación artificial que eleva el ánimo y empuja hacia adelante.

Esa sensación de poder con todo, de “vamos con todo, viejo”, que hace que el cuerpo obedezca incluso cuando el cerebro ya pide descanso.

CONDUCTOR ATENTO AL CAMINO GRACIAS A LOS PERICOS

Ahora bien. Todo lo que sube, baja. Y en el caso de los pericos, el aterrizaje puede ser brutal.

Lo que al inicio parecía una solución mágica, pronto empieza a mostrar su lado más oscuro.

Porque sí, despiertan al conductor, lo mantienen alerta, suprimen el hambre… pero a cambio, le pasan una factura directa al corazón, al estómago, a la mente y al alma.

Uno de los primeros en pagar es el sistema cardiovascular. Estas cápsulas aumentan la frecuencia cardíaca y la presión arterial a niveles peligrosos. Estudios advierten que el corazón late con más fuerza, más rápido, con más presión… y en personas con enfermedades previas, esto puede ser el detonante de un infarto o un ataque cardíaco en plena ruta.

A esto se suma el desequilibrio mental. No es raro escuchar testimonios de operadores que, tras varios días sin dormir y bajo el efecto de estas sustancias, sufren episodios de ansiedad, irritabilidad, paranoia o insomnio crónico. Algunos reportan cambios de ánimo tan extremos que desembocan en estados psicóticos.

En los casos más graves, al combinar los pericos con otras sustancias —como el peyote u otros estimulantes—, han llegado a experimentar alucinaciones intensas: ver vacas corriendo junto al camión, figuras deformadas en la carretera, o incluso pensar que están siendo perseguidos por un ente.

El cuerpo también responde por dentro. Los efectos gastrointestinales se hacen presentes: náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal. Nada que se note por fuera, pero que desgasta lentamente desde el interior.

A esto se suma la supresión del apetito crónica. Lo que en un principio ayudaba a evitar paradas, pronto se convierte en un enemigo silencioso: pérdida de peso, deshidratación, deficiencias nutricionales… y una debilidad física que se arrastra por kilómetros.

Y si todo eso fuera poco, hay algo más: la dependencia.

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El cuerpo empieza a acostumbrarse, y lo que antes se lograba con una cápsula, ahora necesita dos, luego tres, luego más.

Los expertos son claros: el clobenzorex tiene un potencial de abuso y adicción similar al de otras anfetaminas. Y quienes caen en esa espiral lo pierden todo: salud, empleo, familia… incluso el control de su propia mente.

Porque cuando se apaga el efecto, viene el “crash”. Un colapso físico y mental que no se puede disimular. El cuerpo se siente más cansado que nunca. El conductor, aún con sueño, no logra dormir. El ánimo cae en picada. La sensación de vacío es abrumadora.

Y lo más irónico: el riesgo detrás del volante aumenta.

Porque ese mismo perico que horas antes lo mantenía enfocado, ahora lo pone en peligro. Los microsueños, el agotamiento extremo, la falsa sensación de invencibilidad y las distorsiones sensoriales pueden convertirse en una combinación mortal.

El juicio falla. La percepción se distorsiona. Y un segundo de error puede acabar con todo. Así de alto es el precio de mantenerse despierto en un mundo que nunca permite descansar.

El fenómeno de los pericos no es un problema aislado. No apareció de la nada. Es la consecuencia directa de una cultura del transporte donde la exigencia supera lo humano y el descanso se volvió un privilegio.

Basta salir a carretera para notarlo. En casi cualquier tramo de México aparecen las famosas cachimbas: puestos al borde del camino donde se vende de todo. Comida. Refacciones. Café. Y también… pericos.

La disponibilidad es tan alta, que en muchos exámenes toxicológicos realizados a operadores del transporte federal, el clo***zorex es la sustancia más detectada.

Es decir: los pericos están presentes en el volante más de lo que cualquiera imagina.

Aunque legalmente se requiere receta, la realidad es otra. El mercado informal está tan normalizado, que la compra clandestina ocurre a plena luz del día. Una cápsula que representa cansancio, presión, jornadas de 20 horas, pagos por kilómetro y un sistema que exige más de lo que el cuerpo puede dar. Para muchos, parecen una simple ayuda para no dormirse. Para los operadores, son una herramienta de supervivencia, con efectos secundarios que rara vez se cuentan.

No se trata solo de adi****n o salud. Se trata de un sistema que premia al que aguanta más, no al que cuida su cuerpo. Mientras no cambien las condiciones, mientras el descanso siga siendo mal visto y la velocidad siga valiendo más que la vida, estas cápsulas seguirán rodando en cada guantera de cada camión en carretera.

Porque más allá de los colores, del apodo simpático o del efecto rápido, cada perico es un grito silencioso de un operador que simplemente ya no puede más… pero que igual tiene que llegar.

El perico esta satanizando al trailero sin que observemos realmente la raíz de problema que es la entrega rápida de los producto. 

Mi Kamarada que opinas de este tema, yo he sido bastante claro.